Fábrica de harinas de Legizamon. Etxebarri

Estudio histórico-arqueológico.

Año: 2021-2022

Ayuntamiento de Etxebarri.

Trabajo realizado en colaboración con el equipo de arqueología de Ondare Babesa.

La península de Leguizamón es un espacio históricamente ligado al mayorazgo de la familia homónima que desde la Baja Edad Media habitó en este lugar. Aquí se estableció su casa-palacio y diversas unidades productivas destinadas al autoabastecimiento familiar y al desarrollo económico. Así, además de amplias extensiones de viñedos de txakoli y frutales alrededor de la casa y de las caserías que poblaban la zona, la familia Leguizamón instaló una ferrería junto al río Ibaizabal-Nervión, próxima al vado que unía la península con la anteiglesia de Etxebarri.

Aprovechando la importante infraestructura hidráulica ferrona, el espacio productivo se completó en el siglo XVII con la construcción de dos molinos de harina junto a la ferrería, la cual tenía preferencia en el aprovechamiento de las aguas.

Vista de la parte trasera de una casa con un espacio verde

Este conjunto preindustrial estuvo en activo hasta el siglo XIX, época en la que la crisis de las ferrerías obligó al cierre parcial las instalaciones ferronas y algunas de sus estructuras fueron reconvertidas durante un corto período de tiempo, 1830-1833, en fábrica de papel de estraza gestionada por el maestro papelero de origen francés Francisco Chapuy.

Recorte de un legajo antiguo con letras manuscritas

Los molinos harineros sobrevivieron en activo unos años más que la ferrería, si bien en 1864, el propietario del mayorazgo de Lezama Leguizamón, Eugenio Lezama Leguizamón y Aldama, derribó ambas construcciones para edificar una fábrica de harinas de trigo y un molino de maíz, al que denominó Zubiondo.

Dos casas grandes, una adosada por la fachada

Fotografía de la familia Ovejas Aramburu

 

Así, construyó una moderna instalación fabril accionada con un sistema de ejes y correas que daban movimiento a la maquinaria francesa de última generación comprada por Eugenio Lezama Leguizamón y Aldama.

Alzado del interior de un edificio de pisos con sacos y maquinaria, y un carro con caballos en el exterior

Croquis del funcionamiento de la fábrica de harinas de Leguizamón (Etxebarri)

 

La fábrica se edificó, aunque a menor escala, a imagen y semejanza de la fábrica de harinas que el emprendedor Romualdo García había edificado en Galdakao -si bien la de García contaba con 10 molinos y la de Leguizamón con 4-. Para accionar los molinos, sin embargo, se conservó la antigua infraestructura hidráulica creada en el siglo XVI para la ferrería.

Edificio de pisos junto al río

Fábrica de harinas de Romualdo García en Galdakao. Fotografía de Eduardo Madina Etxebarria

 

La nueva fábrica de harinas de Leguizamón no tuvo el éxito deseado por su dueño debido al parón por la guerra carlista (1872-1876), al mal estado de los caminos para el transporte de mercancías, al desarrollo de modernos sistemas industriales de producción harinera y, principalmente, a los problemas económicos que siempre tuvo Eugenio Lezama Leguizamón y Aldama, quien, para hacer frente a las deudas, tuvo que vender este complejo productivo a sus sobrinos Luis y Manuel Lezama Leguizamón y Sagarminaga.

Abandonada la ferrería y con la fábrica de harinas montada, la familia Lezama Leguizamón arrendó la instalación molinera a la familia Ovejas Aramburu durante el siglo XX. El molino de maíz se abandonó y la fábrica fue objeto de reformas menores, principalmente en los vanos y en la distribución de las estancias del nivel de vivienda.

Alzado de cuatro fachadas de un mismo edificio

Planimetría de la fábrica de harinas de Legizamon (Etxebarri). Ondare Babesa.

 

Y así se mantuvo en activo hasta las inundaciones de 1983, cuando la riada arrasó el molino de Zubiondo y sepultó bajo el lodo la infraestructura hidráulica de la harinera.

Río con aguas muy altas y edificio de pisos en su ribera

Fotografía de la familia Ovejas Aramburu

 

Durante los estudios previos que se han llevado a cabo entre 2021 y 2022, se ha constatado que en el interior de la fábrica de harinas se conservan, además de los molinos, algunos elementos propios del sistema productivo de la fábrica de harinas tales como las tolvas de alimentación superior, un tornillo sinfín o las estructuras para sujetar el sistema de ejes de transmisión y correas, bienes que han sido inventariados para evitar su pérdida.

Dos barriles en una habitación antigua  Tornillo de gran tamaño en el suelo Grabado de una muela de moler en la pared

Hoy, tras el estudio histórico-arqueológico que ha sacado a la luz la verdadera naturaleza del edificio, se hace necesaria una intervención arqueológica en profundidad, tanto en el socaz de la fábrica de harinas como en el área en la que se ubicaba la ferrería, para completar la lectura del espacio y recuperar una parte muy importante del patrimonio de Etxebarri.

 

Bibliografía y fuentes